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Texto presentado por un compañero del CSOA Laboratorio para el proceso de refundación de
Lucha Autónoma
"autonomía" como crisis
(este texto es la aportación de un compañero del CSOA el Laboratorio al debate para la
refundación de Lucha Autónoma)
Acerca de "autonomía" o "área de la autonomía" circulan significados bien diversos. Aclararlos
puede abrir la reflexión aproximándola a las alternativas de constitución que se ponen en juego
en cualquier interrogación seria sobre la experiencia propia y común. Bien diverso es el
significado y la validez práctica del término según los distintos contextos en los que se ve
utilizado: por ejemplo, cuando para definirse a sí mism@s se dice: "somos la autonomía, somos
l@s autónom@s; queremos expandir esa (nuestra) autonomía"; algo diferente es el significado
cuando lo que se dice es: "buscamos la autonomía de lo social contra/más allá del Estado y del
mercado; la autonomía es un concepto estratégico"; otra acepción consistiría en un decir: "en
este sistema no hay ningún espacio para las posiciones que defendemos, reivindicar la
autonomía significa afirmar que estamos totalmente en contra y al margen de esta sociedad y
de su Estado". Si, cambiando de enfoque, recorremos el significado práctico de "autonomía" en
las últimas décadas de la historia occidental, podemos reconocer, bajo una misma
denominación, procesos bastante diversos y de muy diferente y desigual calado transformador.
Esquematizando tal vez demasiado, podemos reconocer tres distintos usos del término y del
discurso sobre la "autonomía" en los movimientos sociales y políticos europeos de los últimos
treinta años:
a) Desde finales de los sesenta hasta bien entrados los setenta, "autonomía" es consigna y
método, práctica expansiva de luchas, fundamentalmente obreras, que habla de independencia
de los deseos y necesidades del proletariado social y de fábrica respecto a la tutela sindical y la
representación institucional del sistema de partidos gestores del desarrollo capitalista
planificado de los años sesenta y setenta - conviene insistir en que este discurso de
"autonomía" coincide con un periodo extraordinario de luchas sociales de carácter ofensivo y
que desbordan todos los canales establecidos de la reivindicación y la participación política -.
Evidentemente, su ejemplo más intenso lo constituyen los años sesenta y primeros setenta
italianos.
b) Estamos en la segunda mitad de los años setenta y primeros ochenta, en una fase de
relativo parón de las luchas en las ciudades-fábrica europeas y en la que la contraofensiva del
mando del capital empieza a determinarse como reestructuración del proceso productivo global,
como ataque directo a las componentes organizadas de las luchas de fábrica; al mismo tiempo,
la relación de capital invade lo social, la reproducción, la comunicación, la producción, la
imaginación y el tiempo social global como objeto de valorización inmediata. En el campo social
esta reestructuración se encuentra con una multitud de prácticas afirmativas de separación, de
autovalorización y autodeterminación de las propias vidas que a la vez debe hacer frente a los
ataques de la reestructuración del capital sobre la vivienda, la renta, la enseñanza, los espacios
públicos, la creación de lenguajes y códigos comunicativos. Es en este terreno de crisis,
innovación, pero al mismo tiempo de conflicto durísimo con las estructuras de mando del capital
y el sistema de partidos, que "autonomía" se acuña como forma política y proyección
estratégica de los comportamientos de autovalorización. autogestión y reapropiación del
proletariado social, como referente de la recomposición metropolitana de los distintos sectores
proletarios. Practicando la separación y la desestabilización del sistema político de la
reestructuración: es el método de la constitución de contrapoderes sociales de funciones de
partido capaces de desestabilizar los embates represivo-reestructurantes y abrir nuevos
espacios de lucha y de reapropiación del tiempo y de la riqueza de cara a la transición
comunista, que se concibe como continua consolidación y recomposición del conjunto de estos
contrapoderes sociales. En la medida en que se trata de una forma política, e incluso de la
constitución de estructuras de organización determinadas, l@s autónom@s, el "área de la
autonomía", organizada o difusa, se va configurando como sector, bloque, ideología incluso, en
el seno de una diversidad de prácticas de antagonismo y separación con las que llega incluso a
chocar o a entrar en relaciones de competencia y luchas políticas por la hegemonía. Esto
sucede en Italia, en Alemania, en el Estado español.
c) En los años ochenta y noventa, "autonomía" opera como un referente de agregación
organizativa y sobre todo ideológica de sectores de gente joven; la fase es, efectivamente, de
resistencia, y en ella se encajan los colectivos y grupos promoviendo, por un lado, formas de
agregación propias guiadas por valores estatutarios codificados como "anti-sistema" y, por otro
lado, practicando luchas minoritarias y fuertemente cargadas de una identidad y una ideología
del "rechazo total", de la "autonomía" entendida como "autonomía frente a" mas que como
"autonomía de" o "para", es decir, que la práctica y el discurso de la "autonomía" en este
periodo - del que se trataría de saber si hemos salido o aún permanecemos en sus problemas y
sus lenguajes - es resistencia a la asimilación, autoafirmación ideológica y política de pequeños
grupos relativamente aislados respecto a la izquierda social; es enfrentamiento directo en la
calle contra la policía y los grupos fascistas; es aislamiento y sufrimiento de la represión en
soledad; es una capacidad de autoconocimiento y análisis de los territorios de la cooperación
social en los que se vive enormemente mermada; es aspiración utópica a la creación de un
"movimiento autónomo", más amplio y de características similares a las de los colectivos que lo
promueven que esté en condiciones de desafiar al sistema político y de deslegitimar, a través
del enfrentamiento directo con el Estado, al sistema capitalista y a los partidos y sindicatos de
izquierda de corte clásico que usurpan la representación de l@s jóvenes, de l@s obrer@s, de
l@s explotad@s; es también, querido o sufrido, gueto e incomunicación con muchos sectores
de la cooperación social alternativa y creativa en busca tanto de nuevos espacios políticos como
de alternativas éticas y culturales.
Si de "área de la autonomía" queremos hablar en Madrid, deberíamos enmarcarnos, con
todas las salvedades y objeciones, en las vicisitudes de este último y durísimo periodo. Pensar
vías de reconstrucción de los mejores elementos de esta experiencia implica probablemente
confrontarse una y otra vez con las distintas acepciones de esa "autonomía" querida,
reivindicada o exhibida como conquista y seña de identidad. A modo de ejemplo, si tan sólo
distinguiéramos entre "autonomía social" - o fragmentos y experiencias de cooperación social
liberada y productora de nuevos valores, lenguajes, territorios vitales y relaciones sociales- y
una "autonomía organizada constituida por grupos que reclaman, reivindican y definen lo
"autónomo" como una alternativa global y local al sistema capitalista, pues bien, tal vez, en el
salto que colma esa distancia o ese desajuste entre las dos realidades quizás podríamos hallar
vías de reconstrucción o incluso de refundación radical de los diversos recorridos. Por otra
parte, aunque tal vez no suponga un avance significativo demasiado patente a simple vista, si
optamos por buscar la definición de la "autonomía" en las expresiones diferentes y no
necesariamente compatibles de la cooperación social productiva liberada, "en proceso y
ruptura", en "éxodo" y constitución alternativa de lo social, acaso encontremos un continente de
expresiones y formas de organización y afirmación de lo común extremadamente rico y lleno de
promesas para una gran aventura de refundación de lo social y, sobre todo, de nosotr@s
mism@s, de nuestro ser, capacidad de afecto, lenguaje y desafío de la existencia. Una
"autonomía" esencialmente abierta, inacabada y receptiva a l@s nuev@s amig@s; como crisis y
dinámica constituyente continuas.
Abril de 1999
Lucha Autónoma
"autonomía" como crisis
(este texto es la aportación de un compañero del CSOA el Laboratorio al debate para la
refundación de Lucha Autónoma)
Acerca de "autonomía" o "área de la autonomía" circulan significados bien diversos. Aclararlos
puede abrir la reflexión aproximándola a las alternativas de constitución que se ponen en juego
en cualquier interrogación seria sobre la experiencia propia y común. Bien diverso es el
significado y la validez práctica del término según los distintos contextos en los que se ve
utilizado: por ejemplo, cuando para definirse a sí mism@s se dice: "somos la autonomía, somos
l@s autónom@s; queremos expandir esa (nuestra) autonomía"; algo diferente es el significado
cuando lo que se dice es: "buscamos la autonomía de lo social contra/más allá del Estado y del
mercado; la autonomía es un concepto estratégico"; otra acepción consistiría en un decir: "en
este sistema no hay ningún espacio para las posiciones que defendemos, reivindicar la
autonomía significa afirmar que estamos totalmente en contra y al margen de esta sociedad y
de su Estado". Si, cambiando de enfoque, recorremos el significado práctico de "autonomía" en
las últimas décadas de la historia occidental, podemos reconocer, bajo una misma
denominación, procesos bastante diversos y de muy diferente y desigual calado transformador.
Esquematizando tal vez demasiado, podemos reconocer tres distintos usos del término y del
discurso sobre la "autonomía" en los movimientos sociales y políticos europeos de los últimos
treinta años:
a) Desde finales de los sesenta hasta bien entrados los setenta, "autonomía" es consigna y
método, práctica expansiva de luchas, fundamentalmente obreras, que habla de independencia
de los deseos y necesidades del proletariado social y de fábrica respecto a la tutela sindical y la
representación institucional del sistema de partidos gestores del desarrollo capitalista
planificado de los años sesenta y setenta - conviene insistir en que este discurso de
"autonomía" coincide con un periodo extraordinario de luchas sociales de carácter ofensivo y
que desbordan todos los canales establecidos de la reivindicación y la participación política -.
Evidentemente, su ejemplo más intenso lo constituyen los años sesenta y primeros setenta
italianos.
b) Estamos en la segunda mitad de los años setenta y primeros ochenta, en una fase de
relativo parón de las luchas en las ciudades-fábrica europeas y en la que la contraofensiva del
mando del capital empieza a determinarse como reestructuración del proceso productivo global,
como ataque directo a las componentes organizadas de las luchas de fábrica; al mismo tiempo,
la relación de capital invade lo social, la reproducción, la comunicación, la producción, la
imaginación y el tiempo social global como objeto de valorización inmediata. En el campo social
esta reestructuración se encuentra con una multitud de prácticas afirmativas de separación, de
autovalorización y autodeterminación de las propias vidas que a la vez debe hacer frente a los
ataques de la reestructuración del capital sobre la vivienda, la renta, la enseñanza, los espacios
públicos, la creación de lenguajes y códigos comunicativos. Es en este terreno de crisis,
innovación, pero al mismo tiempo de conflicto durísimo con las estructuras de mando del capital
y el sistema de partidos, que "autonomía" se acuña como forma política y proyección
estratégica de los comportamientos de autovalorización. autogestión y reapropiación del
proletariado social, como referente de la recomposición metropolitana de los distintos sectores
proletarios. Practicando la separación y la desestabilización del sistema político de la
reestructuración: es el método de la constitución de contrapoderes sociales de funciones de
partido capaces de desestabilizar los embates represivo-reestructurantes y abrir nuevos
espacios de lucha y de reapropiación del tiempo y de la riqueza de cara a la transición
comunista, que se concibe como continua consolidación y recomposición del conjunto de estos
contrapoderes sociales. En la medida en que se trata de una forma política, e incluso de la
constitución de estructuras de organización determinadas, l@s autónom@s, el "área de la
autonomía", organizada o difusa, se va configurando como sector, bloque, ideología incluso, en
el seno de una diversidad de prácticas de antagonismo y separación con las que llega incluso a
chocar o a entrar en relaciones de competencia y luchas políticas por la hegemonía. Esto
sucede en Italia, en Alemania, en el Estado español.
c) En los años ochenta y noventa, "autonomía" opera como un referente de agregación
organizativa y sobre todo ideológica de sectores de gente joven; la fase es, efectivamente, de
resistencia, y en ella se encajan los colectivos y grupos promoviendo, por un lado, formas de
agregación propias guiadas por valores estatutarios codificados como "anti-sistema" y, por otro
lado, practicando luchas minoritarias y fuertemente cargadas de una identidad y una ideología
del "rechazo total", de la "autonomía" entendida como "autonomía frente a" mas que como
"autonomía de" o "para", es decir, que la práctica y el discurso de la "autonomía" en este
periodo - del que se trataría de saber si hemos salido o aún permanecemos en sus problemas y
sus lenguajes - es resistencia a la asimilación, autoafirmación ideológica y política de pequeños
grupos relativamente aislados respecto a la izquierda social; es enfrentamiento directo en la
calle contra la policía y los grupos fascistas; es aislamiento y sufrimiento de la represión en
soledad; es una capacidad de autoconocimiento y análisis de los territorios de la cooperación
social en los que se vive enormemente mermada; es aspiración utópica a la creación de un
"movimiento autónomo", más amplio y de características similares a las de los colectivos que lo
promueven que esté en condiciones de desafiar al sistema político y de deslegitimar, a través
del enfrentamiento directo con el Estado, al sistema capitalista y a los partidos y sindicatos de
izquierda de corte clásico que usurpan la representación de l@s jóvenes, de l@s obrer@s, de
l@s explotad@s; es también, querido o sufrido, gueto e incomunicación con muchos sectores
de la cooperación social alternativa y creativa en busca tanto de nuevos espacios políticos como
de alternativas éticas y culturales.
Si de "área de la autonomía" queremos hablar en Madrid, deberíamos enmarcarnos, con
todas las salvedades y objeciones, en las vicisitudes de este último y durísimo periodo. Pensar
vías de reconstrucción de los mejores elementos de esta experiencia implica probablemente
confrontarse una y otra vez con las distintas acepciones de esa "autonomía" querida,
reivindicada o exhibida como conquista y seña de identidad. A modo de ejemplo, si tan sólo
distinguiéramos entre "autonomía social" - o fragmentos y experiencias de cooperación social
liberada y productora de nuevos valores, lenguajes, territorios vitales y relaciones sociales- y
una "autonomía organizada constituida por grupos que reclaman, reivindican y definen lo
"autónomo" como una alternativa global y local al sistema capitalista, pues bien, tal vez, en el
salto que colma esa distancia o ese desajuste entre las dos realidades quizás podríamos hallar
vías de reconstrucción o incluso de refundación radical de los diversos recorridos. Por otra
parte, aunque tal vez no suponga un avance significativo demasiado patente a simple vista, si
optamos por buscar la definición de la "autonomía" en las expresiones diferentes y no
necesariamente compatibles de la cooperación social productiva liberada, "en proceso y
ruptura", en "éxodo" y constitución alternativa de lo social, acaso encontremos un continente de
expresiones y formas de organización y afirmación de lo común extremadamente rico y lleno de
promesas para una gran aventura de refundación de lo social y, sobre todo, de nosotr@s
mism@s, de nuestro ser, capacidad de afecto, lenguaje y desafío de la existencia. Una
"autonomía" esencialmente abierta, inacabada y receptiva a l@s nuev@s amig@s; como crisis y
dinámica constituyente continuas.
Abril de 1999